No estamos hablando del que compras para hacer quesadillas, sino aquél que tiene un sabor único, aquél que viene de las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo; es el queso que seleccionas para acompañarlo con vino, carnes frías y pan.

El queso manchego verdadero es queso de pasta prensada elaborado con leche de oveja de raza manchega. Estas ovejas fueron domesticadas por pobladores de La Mancha, los cuales mejoraron la raza y por eso se ha mantenido su pureza que no ha sufrido cambios a lo largo de los siglos. Se reconoce por su personalidad cilíndrica, su compacta pasta en color amarillo claro (depende de su maduración), y su pasta firme y compacta.

El proceso de su elaboración es muy sencillo:

Sabemos que para hacer cualquier queso se necesita ordeñar el animal; en este caso la oveja. El ordeño será tanto manual como mecánico. La leche es refrigerada a una temperatura máxima de 4ºC.

Seguido a esto, la leche debe coagularse y cuajarse, y para este proceso la leche se calienta al baño María o vapor de agua durante 30 a 60 min. Se corta al tener la consistencia adecuada.

La cuajada del queso es introducida a los moldes, siempre y cuando estos presenten las dimensiones adecuadas para cumplir con el peso y tamaño requeridos. Después del molde se procede al prensado, el cual dura entre 1 y 6 horas. Una vez que ya se haya amoldado, se quita del molde y se efectúa el salado del queso, que dura entre 5 y 48 horas.

Dependiendo el peso y tamaño, la maduración dura de 30 a 60 días a partir de la fecha del moldeado.

El queso manchego es un alimento que concentra todas las cualidades nutritivas de la leche; contiene una elevada proporción de proteínas y vitaminas como A,D y E, y además de eso, es uno de los quesos más sabrosos del mundo.